Ulehla: “el Everest me sorprendió en todo”

El maravilloso momento de llegar al punto más alto, a los 8.848 metros, es díficil de contar con palabras. Para ella todo es emoción y un sueño cumplido. La montañista roquense María Alejandra “Laly” Ulehla logró hacer cumbre en el monte Everest, realizó un gran esfuerzo para concretar el descenso, pasar por los diferentes campamentos y ya está planificando el regreso luego de muchos días en la altura. La batería del telèfono tuvo carga, hubo señal, aprovechó el generador y charló con Manantial Deportivo sobre todo lo vivido.
“La verdad es que es muy complejo explicar con palabras todo lo vivido. Everest me sorprendió a todo nivel y nunca había vivido algo igual o parecido. Es la montaña, sin desmerecer a las otras que fueron escuela y también me aportaron mucho”, contó “Laly” desde uno de los campamentos.
“La cumbre, como fuí contando se realizó con mucho esfuerzo y con un gran respeto por la naturaleza, día a día, prestando atención al clima y a todos los detalles. Llegar a lo más alto es algo increíble, díficil de describir, de encontrarle palabras. Pero el descenso es tan complejo como el ascenso y no puede haber relajamiento alguno. Después de la cumbre bajamos al campo 3 8.300 metros, preocupados por el horario y porque es zona de muerte. No se descansa y tampoco hay recuperación.  Hay que bajar como sea y lo antes posible. Es así de claro”, fue detallando la experimentada montañista.
Claro que cada momento fue complicado y no hubo respiro alguno. “Al otro día nos tocó una tormenta de viento y tuvimos que bajar hasta el Collado Norte, 7.100 metros, una bajada súper peligrosa y encima con tormenta. Pero hay que bajar. El cuerpo ya entra en un estado tremendo de retroceso y autocanbalismo”, agregó Ulehla.
La exigencia se mantuvo, el descenso siguió su marcha y “Laly” y todo el equipo mantuvieron la concentración al máximo. “Pasamos una noche ahí y al otro día llegó un descenso vertical de cuerdas e hielo y ya a esta altura, muchas grietas. Llegamos al Avanzado, a 6.400 metros. Hoy jueves el descenso tiene 22 kilómetros hasta llegar a los 5.300 metros de altura. Es un montañón, es gigante”, siguió contando María Alejandra.
Todavía no hay tiempo de disfrutar, todavía es tiempo de seguir trabajando y luchando, pero ya llegará el gran desahogo. Por ahora, la felicidad es interna, también grupal, pero no tiene explicación en palabras. “Esperamos organizar todo el equipo para partir a Lhasa y luego volar a Kathmandú. El 31 de este mes arribaríamos a Lhasa y ese mismo día volaremos a Kathmandú”, concluyó “Laly” antes de despedirse. La batería dijo basta, fue hora de apagar el generador y pensar en lo que se viene.
Nota: Adrián Hernández.
Foto: gentileza.

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